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miradalterada

¡OLE TU NARICES!, Amigo Rouco

“España será cristiana y católica o dejará de existir como tal”.
Monseñor Rouco, se ha quedado usted tan a gusto y tan ancho.
La verdad, la primera idea que se me vino a la cabeza al leer tan elocuente expresión de pluralismo; ha sido la opinión de sectores radicales del nacionalismo vasco manifestando que o se es vasco, o no se es nada.
No deja de sorprender que una persona ilustrada, teóricamente educada, y supuestamente defensora de los valores cristianos asimile el catolicismo con la idea misma de España; sobre todo si tenemos en cuenta que el propio Apóstol Pablo dijo de los cristianos: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo”.
Quizás la contradicción parta del hecho, siempre peligroso, de identificar una creencia, una fe, una convicción personal, con el lugar en el que una persona nace; o al revés, como parece este caso, identificar una filiación natural, como es la nación de la que uno forma parte; con una cuestión que es, y debe ser, cuestión de fe.
Siento informarle, señor Rouco, que España seguirá siendo España mas allá de la filiación religiosa que se le añada. Es mas, seria posible que España fuese aún mas España, siendo protestante que siendo Católica Apostólica y Romana.
Me recuerdan sus palabras las predicaciones que adornaron eras oscuras de nuestra historia; donde se advertía que en el momento que España dejase existir en su seno a herejes como protestantes, judíos o sarracenos, perdería su derecho a ser llamada España. Algunos escucharon esas voces y su resultado fue una persecución religiosa que a la par que aseguraba la limpieza de sangre de los españoles, les robaba uno de los tesoros culturales mas envidiables de Europa: su pluralidad cultural y étnica; privando a nuestro país de mentes preclaras como lo fueron Casidoro de Reina o Cipriano de Valera; primeros traductores del texto Bíblico a nuestro idioma.
España seguirá siendo España, aún cuando deje de ser Católica; posiblemente lo seguirá siendo aún cuando dejara de ser cristiana (Dios no lo quiera).
Nuestra labor, la de los cristianos en general, no debe ser criticar el abandono de la fe de miles de españoles; si no el proveerles de una muestra clara y limpia de lo que es, según la Biblia, ser cristiano; y luego que cada uno escoja el camino que quiere seguir. Las visiones apocalípticas de este tipo no falicitan el acercamiento de los españoles al cristianismo; esto se logra viviendo como lo hizo Jesús; amando como el lo hizo.
Señor Rouco, viva como cristiano, preocúpese de su ciudadanía celestial y deje que España sea lo que los españoles bien deseen.

¡OLE TU NARICES!, Amigo Rouco

“España será cristiana y católica o dejará de existir como tal”.
Monseñor Rouco, se ha quedado usted tan a gusto y tan ancho.
La verdad, la primera idea que se me vino a la cabeza al leer tan elocuente expresión de pluralismo; ha sido la opinión de sectores radicales del nacionalismo vasco manifestando que o se es vasco, o no se es nada.
No deja de sorprender que una persona ilustrada, teóricamente educada, y supuestamente defensora de los valores cristianos asimile el catolicismo con la idea misma de España; sobre todo si tenemos en cuenta que el propio Apóstol Pablo dijo de los cristianos: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo”.
Quizás la contradicción parta del hecho, siempre peligroso, de identificar una creencia, una fe, una convicción personal, con el lugar en el que una persona nace; o al revés, como parece este caso, identificar una filiación natural, como es la nación de la que uno forma parte; con una cuestión que es, y debe ser, cuestión de fe.
Siento informarle, señor Rouco, que España seguirá siendo España mas allá de la filiación religiosa que se le añada. Es mas, seria posible que España fuese aún mas España, siendo protestante que siendo Católica Apostólica y Romana.
Me recuerdan sus palabras las predicaciones que adornaron eras oscuras de nuestra historia; donde se advertía que en el momento que España dejase existir en su seno a herejes como protestantes, judíos o sarracenos, perdería su derecho a ser llamada España. Algunos escucharon esas voces y su resultado fue una persecución religiosa que a la par que aseguraba la limpieza de sangre de los españoles, les robaba uno de los tesoros culturales mas envidiables de Europa: su pluralidad cultural y étnica; privando a nuestro país de mentes preclaras como lo fueron Casidoro de Reina o Cipriano de Valera; primeros traductores del texto Bíblico a nuestro idioma.
España seguirá siendo España, aún cuando deje de ser Católica; posiblemente lo seguirá siendo aún cuando dejara de ser cristiana (Dios no lo quiera).
Nuestra labor, la de los cristianos en general, no debe ser criticar el abandono de la fe de miles de españoles; si no el proveerles de una muestra clara y limpia de lo que es, según la Biblia, ser cristiano; y luego que cada uno escoja el camino que quiere seguir. Las visiones apocalípticas de este tipo no falicitan el acercamiento de los españoles al cristianismo; esto se logra viviendo como lo hizo Jesús; amando como el lo hizo.
Señor Rouco, viva como cristiano, preocúpese de su ciudadanía celestial y deje que España sea lo que los españoles bien deseen.

¡OLE TU NARICES!, Amigo Rouco

“España será cristiana y católica o dejará de existir como tal”.
Monseñor Rouco, se ha quedado usted tan a gusto y tan ancho.
La verdad, la primera idea que se me vino a la cabeza al leer tan elocuente expresión de pluralismo; ha sido la opinión de sectores radicales del nacionalismo vasco manifestando que o se es vasco, o no se es nada.
No deja de sorprender que una persona ilustrada, teóricamente educada, y supuestamente defensora de los valores cristianos asimile el catolicismo con la idea misma de España; sobre todo si tenemos en cuenta que el propio Apóstol Pablo dijo de los cristianos: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo”.
Quizás la contradicción parta del hecho, siempre peligroso, de identificar una creencia, una fe, una convicción personal, con el lugar en el que una persona nace; o al revés, como parece este caso, identificar una filiación natural, como es la nación de la que uno forma parte; con una cuestión que es, y debe ser, cuestión de fe.
Siento informarle, señor Rouco, que España seguirá siendo España mas allá de la filiación religiosa que se le añada. Es mas, seria posible que España fuese aún mas España, siendo protestante que siendo Católica Apostólica y Romana.
Me recuerdan sus palabras las predicaciones que adornaron eras oscuras de nuestra historia; donde se advertía que en el momento que España dejase existir en su seno a herejes como protestantes, judíos o sarracenos, perdería su derecho a ser llamada España. Algunos escucharon esas voces y su resultado fue una persecución religiosa que a la par que aseguraba la limpieza de sangre de los españoles, les robaba uno de los tesoros culturales mas envidiables de Europa: su pluralidad cultural y étnica; privando a nuestro país de mentes preclaras como lo fueron Casidoro de Reina o Cipriano de Valera; primeros traductores del texto Bíblico a nuestro idioma.
España seguirá siendo España, aún cuando deje de ser Católica; posiblemente lo seguirá siendo aún cuando dejara de ser cristiana (Dios no lo quiera).
Nuestra labor, la de los cristianos en general, no debe ser criticar el abandono de la fe de miles de españoles; si no el proveerles de una muestra clara y limpia de lo que es, según la Biblia, ser cristiano; y luego que cada uno escoja el camino que quiere seguir. Las visiones apocalípticas de este tipo no falicitan el acercamiento de los españoles al cristianismo; esto se logra viviendo como lo hizo Jesús; amando como el lo hizo.
Señor Rouco, viva como cristiano, preocúpese de su ciudadanía celestial y deje que España sea lo que los españoles bien deseen.

SEXO TEMPRANO.

4 de Mayo de Año del Señor de 2005.
"Sólo podríamos considerar una iniciación temprana en las relaciones sexuales que, por otra parte, tampoco puede calificarse de excepcional en los tiempos actuales”.
Esta es la justificación que ofrece un juzgado de nuestro país para la absolución de un profesor de 31 años que mantuvo relaciones sexuales con una niña de 14 años.
Saben los jueces lo que es justo; así que poco se puede comentar a cerca de esta sentencia sin caer en descalificaciones hacia nuestro sistema judicial, termino, este último, que difícilmente podría ser positivo.
Sin embargo esta frase de la sentencia, alude a un hecho, teóricamente probado y cierto: “está lejos de ser extraño que una niña de catorce años mantenga relaciones sexuales”. Esta idea se ve remachada por otra frase antológica: "Ello quiere decir que en realidad la cuestión no está tanto en la diferencia de edad sino en la esencia de los actos realizados que, insistimos, se adecuan a la normalidad".
¡Pues muy Bien!, resulta que en España es algo normal la iniciación en el sexo en edades cercanas a los catorce años. Niños y niñas que aún no han terminado (en muchos casos están lejos aún de hacerlo) su formación personal; están, al parecer, teniendo acceso al sexo en unas condiciones, cualquier cosas, menos seguras para ellos.
¡Es terrible!.
Real y trágicamente terrible. Nuestros niños, en edades demasiado tempranas, están accediendo al sexo, en términos peligrosos para ellos.
Un niño/a de catorce años no está en condiciones de asumir todo lo que envuelve las relaciones sexuales. El sexo no es una mera actividad deportiva o física; las relaciones sexuales entre hombres y mujeres envuelven aspectos mucho más profundos que el placer por el placer. Las relaciones sexuales afectan nuestras emociones, nuestros sentimientos, nuestra formación, nuestro desarrollo intelectivo, nuestra personalidad y nuestro desarrollo espiritual.
¿Están una niña, un niño, de catorce años preparados para afrontar todo lo que envuelve al sexo?. Sinceramente, no lo creo.
Pensemos, cuantas veces, nosotros los mayores, formados y maduros adultos, nos vemos superados por las consecuencias de todo tipo que acompañan a la relación sexual. Consecuencias que traspasan sin problema de ningún tipo la fina barrera de un condón (dicho esto solo para los que piensan que enseñar a un niño a usar un condón puede ser llamado educación sexual) y que nos afectan en ocasiones en nuestro camino hacia la muerte y la eternidad.
Lo triste de todo esto, es que los responsables no son los niños que se acuestan entre ellos o con adultos; los responsables de esto somos todos nosotros, esta sociedad cada día mas volcada en la búsqueda del placer; en la captura del orgasmo, como si este fuese el fin y razón de todo lo que existe; hasta el punto de que cuando algo es placentero, llegamos a decir que es “orgásmico”.
El sexo es mas que un orgasmo, mas que un momento de placer intenso e interesante. El sexo es, o debería ser, la expresión de un amor profundo y seguro, tanto como la parte final de un compromiso vital y meditado con otra persona que se convierte, en último termino a través de la relación sexual, en uno sólo.
Por ello Dios limita las relaciones sexuales al ámbito de una unión estable, libre y deseada; al matrimonio.
Debemos educar a nuestros hijos, a nuestros niños y niñas, en el sentido de saber esperar hasta haber encontrado el medio ambiente agradable a Dios para expresar esta parte de su vida.
Algunos hablarán de falta de libertad, de estrechez de miras, de fascismo incipiente o de integrismo radical y cuasi islámico; otros hablarán de la vuelta del burka, o de robar una parte esencial del desarrollo humano.
Monsergas. No se trata de nada de esto; si no de proteger a algo que debía ser sagrado para todos: nuestra infancia, el futuro de nuestra humanidad.
No puede ser normal que niños de catorce años estén accediendo al sexo a edades tan tempranas; y no puede considerarse normal que todos consideremos este hecho como lógico e inevitable.
No podemos, creo, permitirnos el lujo de ser tan progresistas.
No podemos permitirnos que el llamado sexo temprano pase a formar parte habitual de la vida de nuestros hijos, de nuestros niños.
No podemos.
No debemos."

30m2

8.30. Me despierto, sin necesidad de levantarme de la cama puedo cepillarme los dientes en mi innovador WC- ducha, y proyecto con una hábil parábola el agua jabonosa de mi boca en dirección al fregadero al pie de mi lecho; desgraciadamente no tengo un día hábil y la leche que se calienta en el infiernillo que hace de cocina sabrá un día mas a mentol. Del armario que escondo bajo la cama cojo la ropa del día. En el Salón-cocina-recibidor-despacho-habitación de mi lujosa vivienda entra la luz de la mañana a través del ventanal que mira al patio comunal; puedo ver a mi vecina que sentada cómodamente en el sofá-cama que preside su apartamento toma un café que desde aquí me huele a detergente (otra vez se le habrá caído el jabón de lavar la ropa en el bote del azúcar). Está preciosa mirándome entre los libros de su librería-armario-mueble televisor. Si consigo cerrar el monitor de mi portátil, talvez pueda abrir la puerta y encontrarme con ella en el espacioso pasillo de nuestro bloque de apartamentos. No se que es lo que mas me atrae de ella: sus ojos azules, su andar redondo y cimbreante, sus labios carnosos y rojos, su personalidad dulce y cálida; o la posibilidad de anexar nuestros apartamentos y lograr un piso de casi 60 m2.

No es lo mismo

Cuestión de derechos.
Esta es la justificación que se ha dado para la aceptación de la nueva legislación en cuestión de equiparación de derechos civiles entre los diferentes tipos de uniones; o más concretamente: para la equiparación de derechos entre el matrimonio heterosexual y la unión de parejas homosexuales.
Parece que el problema seria una defensa irracional y homófoba que los defensores del matrimonio homosexual realizan enfrentándose a los defensores de los derechos civiles, de la igualdad y de lo moderno.
Pura falacia.
No se trata de homofobia, ni de pretender mantener en el ostracismo y el silencio a un colectivo; si no mas bien de llamar a las cosas por su nombre.
¿Qué es un matrimonio?

Matrimonio, es la unión estable entre hombre y mujer, convenida de acuerdo con la ley, regulada y ordenada a la creación de una familia. No se trata de una creación técnica del Derecho, sino de una institución natural que el ordenamiento regula en interés de la sociedad.
Son caracteres del matrimonio según la concepción corriente en los países civilizados: a) constituir un vínculo habitual con vocación de permanencia, dirigido, por su propia finalidad, a la convivencia y colaboración de los cónyuges en un hogar, formando una familia en cuyo seno nacerán y se criarán los hijos si los hubiere, y b) resultar de un acto jurídico bilateral celebrado en un concreto momento: la boda. Este acto se halla regulado, con carácter solemne, por la ley como creador exclusivo del vínculo reconocido por el Estado.
Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005 © 1993-2004

El Matrimonio está definido como la unión estable entre un hombre y una mujer para formar una familia. La pregunta es ¿Por qué no dos hombre o dos mujeres?, ¿no tienen el derecho civil a unirse estos colectivos?. ¡Claro que esto colectivos tienen derecho a unirse!; y como cualquier otro colectivo, tendrán todos los derechos que la ley tenga a bien reconocerles. ¿pero son un matrimonio?.
Conceptualmente NO. El matrimonio es la unión entre dos personas de diferente sexo.
¿Por qué no aceptar matrimonios de tres personas?, ¿Por qué no aceptar la poligamia con todas sus consecuencias?.
Podrán darse y reconocerse derechos, pero debemos intentar llamar a las cosas por su nombre.
Respetando sus derechos; respetando siempre a las personas; la homosexualidad, masculina o femenina, constituye una unión contra natura (que nadie se asuste, esto sólo quiere decir que en el mundo natural no se da normalmente); y no solo eso, mirándola desde la óptica cristiana, es además un acto pecaminoso, contrario a la voluntad divina. Cierto que ninguna de estas razones sirve para restar derechos a la persona; pero tampoco eso es lo que se pretende.
Civilmente los homosexuales, como los polígamos o cualquier otro grupo, tienen sus derechos, pero es importante que reconozcamos los derechos de cada grupo sin pretender alocadamente dar a un grupo las prebendas de otro.
¿Puede un hombre amar a dos mujeres?; quizás, pero no pueden formas un matrimonio por ser tres, y no tendrán los derechos de este, si no los que correspondan legalmente a su grupo; ¿pueden dos hombres o dos mujeres unirse para convivir?, posiblemente, pero no son un matrimonio, por tener el mismo sexo; ni debe, por decidir unirse, tener los mismos derechos que un matrimonio, si no los que legalmente se le consideren y se le reconozcan. Pero toda equiparación automática llevaría implícita una injusticia con algunos de los grupos.
¡Y nos se trata de homofobia!, no odio a ningún homosexual, como no odio a ningún polígamo, ni odio, en general, a ningún hombre o mujer.
Pero cada cosa es lo que es y no es otra.
Como dice un famoso cantante: “no es lo mismo…”

Por Amor Sea

Siempre llovía.
Continuamente llovía.
En aquel reino no conocían otra cosa que el caer continuo e interminable de la lluvia.
Era un reino pequeño, algunos dirían que insignificante entre los grandes y poderosos reinos que entonces se repartían la tierra. Nadie prestaba atención a aquel valle, a orillas del gran mar del norte. No eran famosos por nada, no producían ningún producto de especial belleza o valor, no poseían minas de ningún mineral extraño y buscado por los poderosos de la tierra. La carne de sus animales no era mejor, ni sus vegetales especialmente sabrosos.
No tenían nada especial.
Solo la lluvia.
Una lluvia persistente y continua, inacabable. Durante generaciones nadie recordaba un solo día en que la lluvia hubiese cesado un solo momento.
En invierno la lluvia se convertía en una cortina que lo envolvía todo. Las pesadas y húmedas nubes que llegaban desde el interior del gran mar del norte, se agolpaban sobre el reino al chocar con las altas montañas que lo rodeaban por completo separándolo del resto del mundo. Descargaban entonces como llenas de rabia, miles y millones de litros de lluvia incesante que corría como espantada a refugiarse en el mar.
En verano, la lluvia se convertía en fina y cálida. Parecía entonces que el agua no tenia prisa por llegar al suelo, y se diría que se demoraba en el camino a su destino final. Era la época en que los niños aprovechaban para bañarse en el mar, ahora mas tranquilo de lo habitual.
El reino no podía presumir de otra cosa que no fuese su interminable lluvia.
Su lluvia...
... y su princesa.
Sin lugar a dudas, Luzbel, la hija del rey era la mujer mas bella de todo el reino.
Y sin lugar a dudas era también la mas consentida y orgullosa de las mujeres; porque Luzbel no solo era bella, si no que aunaba a esta virtud el mas feo de los defectos: se sabia la mas bella y deslumbrante muchacha de todo el reino. Cualquiera de los capitanes de guardia de su padre, cualquiera de los nobles del reino, cualquier hombre de palacio no dudaría un solo segundo en cortarse el brazo derecho y dejarse morir desangrado, sólo por la promesa de una sonrisa de la princesa.
Luzbel lo sabia, lo había escuchado tantas veces que esa verdad le había oscurecido el corazón, y la había hecho insensible al amor.
Luzbel era incapaz de amar a nadie que no fuese Luzbel.
Una tarde, lluviosa, pero cálida, Luzbel caminaba con su sequito por las orillas del gran mar del norte, y un pobre pescador que se afanaba en la pesca costera se fijo en ella.
Era Dorthir; un joven muy apuesto y fuerte, noble y decidido, pero estirpe de una de las familias mas pobres del reino; todos sus antecesores se habían ganado la vida con la forma mas rudimentaria de pesca, y sin duda ese hubiese sido el destino de Dorthir si en su camino no se hubiese cruzado Luzbel.
Cuando el joven pescador la vio, dejó caer su aparejo al agua, y ni siquiera se inmutó cuando la corriente lo arrastro mar adentro, desde que Dorthir miro en el fondo de los ojos de la arrogante princesa, el resto del mundo desapareció por completo, y sólo existió Luzbel.
Fue tan grande el amor que Dorthir sintió nacer en su interior, que esa misma noche se acercó a las puertas del gran castillo del rey, en el centro de la capital del reino, para pedir ser recibido en audiencia por la princesa, pues quería pedir su mano.
Resulta evidente que los guardias jamás dejarían que el pobre pescador traspasará las puertas del castillo; así que Dorthir se limitó a dejarse caer a un costado de la puerta, y entonar una bella canción de amor a la bella Luzbel.
No comía.
No bebía.
Solo cantaba una y otra vez el triste estribillo de su canción:
“... si morir debiera,
por besar tus labios;
aún la muerte me encontrará,
pegado a tu boca;
y mientras al Hades me arrastrara,
una y otra vez mi canción sería
sea, por amor sea...”
Pronto llegó la triste condición del muchacho a oídas del Rey, y este sintió enternecer su corazón ante una muestra de amor tan puro y sincero, por lo que pidió a la joven princesa que recibiera, siquiera una vez, al pobre pescador, e intentara persuadirlo de que volviese a su labor y no se dejase morir a las puertas del castillo.
Un oscuro pensamiento sacudió el alma de la princesa Luzbel al conocer el estribillo que Dorthir cantaba una y otra vez; así que fingiendo compasión acepto recibir al pescador en sus aposentos.
Cuando vio a Dorthir, la joven princesa no pudo menos que admirar su porte, que mas se diría de un príncipe que de un pescador; así que incluso se mostró dispuesta a escuchar su canción.
Cuanto mas escuchaba mas interesada se mostraba, y mas se entenebrecían sus intenciones.
Cuando Dorthir cesó de cantar, la princesa se mostró falsamente conmovida, y a punto de llorar.
Tu canción me ha hecho sentir algo que jamás había imaginado, deseo escucharte el resto de mi vida... ... pero, hay¡¡¡...
Y aprovecho para dejar escapar una sola lagrima que rodó por su rostro hasta precipitarse en tierra.
Hay¡¡¡¡ el destino es cruel, pescador; la hija del rey no puede casarse con alguien de tan bajo linaje como tu...
Dorthir pensó entonces morir.
... a no ser ....
Dorthir se precipitó hacia el trono: ¿A no ser que?¡¡¡
...que de alguna manera demostrases tener un valor muy por encima de tu linaje...
¿Cómo?
Si cumplieses tres deseos por los que mi corazón languidece, sin duda el rey consideraría tu deseo...
... que es ahora el mío...
Decidme que es lo que deseáis, y tan cierto como la lluvia cae desde lo alto, que os lo pondré a los pies.
Verás, muchas veces, en las largas noches de invierno, me siento agobiada por el mas cruel de los fríos; el peso de las mantas reales es gravoso para mi; pero he oído, que mas allá de la oscuridad del norte, al otro lado del mar frió, cruzando las estepas donde el agua se convierte en cristal por el helado aliento de la estrella sin sueño; vive una animal cuyo suave pelaje es ligero como la brisa, y cálido como el brazo de una madre... ...desearía tanto una manta de ese pelo... ... aunque quizás sea imposible, pues nadie ha regresado jamás de las estepas de cristal...
Dorthir no la dejó terminar, sólo miro el suelo pensativo y dijo: sea, por amor sea. Partiendo al momento.
Tardó seis meses en regresar, y nadie puede imaginar siquiera lo que pasó en ese tiempo, pues el jamás lo contó. Sus ojos se habían vuelto duros como el pedernal, y de un intenso azul que helaba el animo de los que lo miraban mucho tiempo; su cabello, antes rubio, se había vuelto blanco como la nieve; y sus pies antes ágiles y rápidos, eran ahora pesados bloques de hielo que jamás se derretía. Desde el día de su llegada, no dejó de temblar ni un solo momento, y cualquiera que pasaba a su lado sentía un súbito escalofrió y escuchaba el rugir de un lejano y oscuro viento.
Cuando entró ante Luzbel, no abrió su boca, solo depositó tiernamente sobre su regazo la mas ligera de las mantas, hecha con un pelo fino y blanco; tan blanco que casi hería la mirada.
Luzbel se sorprendió grandemente, pues le creía muerto, flotando para siempre en el mar del norte.
Tiró a un lado el regalo recibido y se puso de pie.
Dicen que por la cueva sagrada de Chutr se entra a las entrañas de la tierra; y dicen también que en el corazón de esta habita un viejo dragón que se coló hasta el interior cuando apenas si era un fuego fatuo; dicen que allí engordó hasta no poder salir del interior de la tierra; y que el fuego que a ves escupe la boca de la cueva, no es si no la muestra de su ira.
Dicen también que si alguien lograse robar una de las escamas de su coraza, y con ella hiciese un relicario en el que guardase un poco del fuego que el dragón escupe sin cesar, seria poseedor del corazón de la tierra; y jamás tendría temor en la noche, pues poseería el valor del dragón.
Quizás sea solo un sueño, pero sin duda, no hay nada que desee mas en este momento.
De los labios de Dorthir solo salió un trozo de su canción.
...sea, por amor sea...
y partió sin volver la mirada atrás.
Tardo un año en volver.
Pero regresó, y pocos fueron capaces de reconocerlo, y tampoco nadie se atrevió a interponerse en su camino.
Su piel se había vuelto oscura, como la noche mas profunda; y sus manos eran apenas dos masas carbonizadas, que le laceraban con un dolor continuo e inagotable, de su pecho colgaba un relicario de un verde esmeralda muy brillante; y aunque estaba cerrado, el calor que desprendía era suficiente para caldear todo el salón. Al instante mismo en que entro por la puerta, todos sintieron que sus corazones se reanimaban, y que si alguna mancha de temor había en ellos, huía como un perro ante un palo.
Tampoco esta vez abrió su boca, solo miró de frente a Luzbel; y esta casi se cae al ver que en sus ojos, antes azules y fríos, ardía ahora el mas cálido de los fuegos, y con cada llamarada parecían gritar: te amo.
Sin embargo su orgullo pudo mas; apenas si acarició con la punta de los dedos el relicario y le dio la espalda para no tener que mirar aquellos ojos de fuego.
Siempre llueve, El cielo siempre está cubierto de espesas nubes que nos impiden ver que hay mas allá.
Si de verdad me amas, concédeme mi último deseo.
Cuentan que en las tierras donde la lluvia no es permanente, se puede ver lo que se oculta mas arriba; dicen que sobre el gris de las nubes hay un cielo que es de color azul como el mar en un día tranquilo. Dicen que la diferencia entre el día y la noche es un lucero. El Lucero de la mañana, que brilla por encima de estas nubes eternas.
Dicen que su caricia es cálida, que todo adquiere un color diferente a su vista; dicen que el corazón se alegra, que la vida parece mejor y digna de ser vivida; dicen que es como ver sonreír a Dios.
Nadie en el reino lo ha visto jamás.
Si me muestras el lucero de la mañana. Si subes a los cielos, mas allá de la lluvia y me traes la luz y el calor de ese lucero.
Entonces me casaré contigo.
Luzbel no se volvió para verlo partir, pero si escucho su voz profunda y quebrada cantar:
Sea, por amor sea.
Lo que ahora sigue, nadie sabe si es verdad.
Cuentan los bardos que Dorthir escaló la mas alta de las montañas que rodeaban el reino, que subió mas allá de donde las nieves son perpetuas, y pudo pasar por encima de las nubes que cubrían siempre el reino. Dicen las canciones que pudo ver el lucero del que había hablado Luzbel, y cuentan que estaba mas alla del alcance de cualquier hombre, que Dios había colgado su antorcha donde jamás la podría alcanzar Dorthir.
Dicen que pasó allí mucho tiempo, pensando como llegar mas alto de lo que estaba en su condición de hombre.
Dicen que el hambre, el frió y la soledad consumieron su cuerpo, pero no el fuego del amor que ardía en su corazón.
Dicen que antes de sentirse morir, entonó por ultima vez su canción de amor; y llegado al estribillo gritó con tal fuerza que su grito se oyó en toda la tierra.
SEA, POR AMOR SEA.
Dicen que el corazón de Dorthir siguió ardiendo de amor por Luzbel aún después de muerto este; y que ya libre de su atadura corporal, el corazón del pescador se convirtió en una llama de fuego ardiente que iluminó todo el valle con su luz.
Dicen que el color de las cosas cambió, dicen que hasta la lluvia cesó, y todos sintieron el calor acariciando sus cuerpos, dicen que los corazones de los hombres son mas alegres desde aquel día, y que muchos creen que la luz que ilumina el valle es la misma sonrisa de Dios.
Luzbel jamás vio la luz del amor de Dorthir, pues nunca quiso abandonar la sala donde lo esperaba.
Luzbel nunca sintió aquel suave calor sobre su piel.
Luzbel nunca creería que Dios puede sonreír.
Tarde se dio cuenta de que jamás encontraría un amor como el Dorthir, que nadie la amaría tanto ni tan intensamente.
Dicen que jamás dejo de llorar hasta su muerte, ya vieja y consumida por la amargura.
Dicen que allí donde calló su última lagrima, aún brota una fuente.
Dicen que el alma de Luzbel llora todavía, y lo seguirá haciendo mientras el amor de Dorthir siga iluminando el reino.

Dicen que quien desaprovecha el amor de su vida, llorará aún cuando esta se haya acabado. Como Luzbel.

El Jardin de Dios

Se habían buscado toda su vida.
Se habían buscado sin encontrarse.
La suya era una historia de esas que fluctúan entre la tristeza y la desesperanza; todas las fuerzas del universo se habían unido para mantenerlos al margen, separados el uno del otro sin posibilidad de hallar un punto de encuentro; y sin embargo habían vivido de forma increíblemente paralela cada uno de sus días..
Nunca llegaron a conocerse, ni siquiera vivieron en la misma ciudad, y sin embargo, cualquier observador externo hubiese afirmado, sin un ligero temblor en la voz, que habían nacido el uno para el otro.
Sin lugar a dudas, en otras circunstancias, la suya hubiese sido una historia de las consideradas vulgares, se hubiesen casado, y hubiesen envejecido el uno al lado del otro, hasta que el cansancio se los llevase directamente a la eternidad. Sin embargo nada fue como debía haber sido.
Se podría decir que vivieron la misma vida, a pesar de la distancia que los separaba. Se sentaban a desayunar a la misma hora, siempre de frente a una ventana que se asomaba melancólica a una calle anónima de cualquier ciudad, sintonizaban la misma cadena de radio mientras daban vueltas a su tazón de cereales con fibra; entraban a trabajar a la misma hora, en oficinas donde apenas si eran mas que una sombra; se escapaban los mismos días a su placer privado de una sesión de buen cine, y de vuelta a casa les gustaba poner el mismo CD hasta que los vencía el sueño y se rendían a la noche abrazados a la almohada.
Una noche de invierno, una de esas noches de lluvia torrencial, en las que a ambos les gustaba salir a pasear por los paseos de sus ciudades; incluso se podrían haber cruzado en su paseo, si hubiesen estado en la misma ciudad. El andaría distraído, con los cascos puestos y a todo volumen, tatareando una de sus canciones preferidas de un grupo folkie;: ella pasaría a su lado, parapetada tras un gran paraguas de color azul. El miraría el paraguas, como atraído por una fuerza venida desde el mas allá; y ella estaría a punto de bajar su paraguas atraída por el susurro de sus canción preferida. Quizás incluso el destino les hubiese permitido mirarse a los ojos. Pero la distancia asesinaba cruelmente toda posibilidad
Ella era asaltada cada noche por una caricia inexistente; sentía su mano deslizándose suave por el interior de su brazo, y todo el vello de su cuerpo se erizaba en una extraña mezcla de deseo y miedo. Se despertaba sudorosa, el corazón decididamente desbocado por la sensación de que le faltaba algo, sin lo que no valía la pena seguir viviendo.
Cada noche, a la misma hora en que el corazón de ella se desbocaba, el abría los ojos en la oscuridad de su habitación; y por unos segundos seguía viendo nítidamente su sonrisa; una sonrisa franca y agradable, que hacia que sus labios se humedeciesen con las ganas de besar aquella boca sonriente. Al principio encendía la luz, pero entonces la visión de aquella sonrisa se desvanecía; así que, con el tiempo, aprendió a quedarse muy quieto, a oscuras, disfrutando de aquella sonrisa franca, soñando despierto, como seria el sabor de aquellos labios de sonrisa inigualable.
Conocieron muchas personas; pero jamás se llenó el vacío de su interior..
Ella dejó que algunas manos varoniles la acariciaran; pero aquellas caricias le parecían agresiones brutales; por lo que con el tiempo se negó a buscar mas; y se convirtió en una de esas personas que algunos llaman “familias unipersonales”, otros “singles”, y algunos “solteronas”. Era sencillamente un alma buscando su gemela; mucho mas que eso; era un alma partida en busca de su otra mitad.
El besó algunos labios femeninos, incluso disfrutó del beso en una o dos ocasiones; pero nunca encontró una sonrisa igual a la soñada; por lo que con el tiempo se negó a buscar mas; y se convirtió en una de esas personas que algunos llaman “familias unipersonales”, otros “singles”, y algunos “solterones”. Era sencillamente un alma buscando su gemela; mucho mas que eso; era un alma partida en busca de su otra mitad.
Pasaron los años, lentamente uno tras otro; como con pereza y sin ganas; como sin razón para apurarse.
Ella se murió mientras subía las escaleras con la compra; resbalo en uno de los escalones gastados de su vetusto edificio; el primer golpe la partió el cuello. El resto de la caída fue un mero divertimento del destino, ya estaba muerta desde el primer golpe. Lo ultimo que sintió fue la suave caricia de aquella mano sobre su brazo. Tuvo tiempo a sonreír.
El falleció a la misma hora, tranquilamente tumbado en la cama de un asilo; se lo llevó un infarto de miocardio, ya se sabe... los años. Lo ultimo que vio, antes del asalto de la oscuridad, fue aquella sonrisa franca, la de los labios de inimaginable sabor. Sonreía.
Aquella alma rota subió al cielo, cercano un trozo al otro, y sin embargo separadas por una extraña eternidad.
Dicen que Dios tiene un jardín en el cielo. Debe ser un jardín realmente especial, porque allí planta las almas que jamás hallaron su verdadero amor en la tierra. Es como un regalo póstumo de Dios, allí cada alma se convierte en una planta de flor, y todo lo que no pudo entregar en la tierra a su amor verdadero, lo regala al cielo en forma de agradable aroma. Aroma de amor verdadero.
Debe ser todo un espectáculo ver a Dios, convertido en celestial jardinero; de rodillas en tierra, abriéndola con sus propias manos para depositar en el fondo una de estas almas desgraciadas, con verdadera ternura. Debe ser impresionante ver como limpia calladamente la tierra de malas hierbas, acariciando a la incipiente planta mientras empieza a disfrutar ya lo que será su aroma. Debe ser para contar, ver como el jardinero poda cada plantita, reprimiendo un ligero gesto de dolor cuando la cuchilla hiere la suave piel de la planta.
Debe ser un jardín especial, a la altura de su especial jardinero.
Cuando sus almas llegaron al jardín celestial, el jardinero las puso en su zurrón, junto con las de unos amantes muertos en su noche de bodas; y las de otros amantes separados por tradiciones idiotas de un mundo muy lejano al corazón de su creador.
Fue plantando con cariño cada alma en un lugar diferente; al jubilado muerto de pena junto al lecho de su amada, lo planto cerca de una hortensia preciosa, producto del alma de una mujer griega asesinada por un amante despechado; el alma destrozada de un joven muerto en accidente el mismo día de su boda, reposó debajo de un gigantesco magnolio, nacido mucho tiempo atrás del alma de un pobre judío errante, inspiración de mas de una obra trágica. Quiso la suerte (si algo tan cruel de verdad existe) que incluso en el jardín celestial sus almas quedasen separadas; relegadas a dos esquinas muy distantes la una de la otra.
Quizás el jardinero se equivocó...
Solo quizás.
Al principio, durante los primeros años de la inacabable eternidad, todo pareció transcurrir con la tendencia habitual, primero un pequeño brote, luego una plantilla indefinible, que con el tiempo se manifiesta en su especie y color. Las dos almas separadas por el celestial jardín, crecieron ambas como rosales jóvenes y frescos, diferenciales solo por su color, uno blanco y otro rojo.
El aroma de los rosales se extendió pronto por el jardín; mezclándose con los olores de margaritas, yucas, clavelinas, gardenias, tulipanes, mimosas, flores de tojo y todas las flores imaginables nacidas de los cuidados de jardinero.
Lo normal hubiese sido que las almas siguiesen brindando sus aromáticas rosas al jardinero temporada tras temporada de la eterna primavera del jardín celestial.
Pero no fue así.
Mientras todos los arbustos, árboles, plantas; bulbos o semillas del jardín seguían su casi lujuriosa floración; los rosales empezaron a marchitarse y a inclinarse como rindiéndose a la fuerza de la gravedad. El jardinero los visitaba cada día; arrancaba las hojas ya muertas, las trituraba entre sus manos, y las añadía al humus del suelo; regularmente atraía alguna nube cargada de humedad, y la exprimía con cuidado cerca del lugar en el que el tallo se clavaba en el terreno. Alguna de las celestiales noches, podríamos haber visto al jardinero de rodillas cerca de alguno de los arbustos, susurrándole lentamente palabras que nadie mas que los rosales podían escuchar.
No parecía que la lenta muerte de aquellos dos rosales afectase demasiado al jardinero; los cuidaba con cariño; pero su rostro no mostraba preocupación extrema; ni siquiera una ligera sombra de desazón entenebrecía su expresión.

Lentamente, con la cadencia de una prolongada agonía, los rosales dejaron caer su última hoja en el mismo instante. Era la primera muerte que se daba en el jardín celestial; la primera vez que se malograba una floración; la primera vez que el hedor de la putrefacción de una planta se mezclaba con el aroma vivo de las flores del jardín.
El jardinero caminó lentamente hasta el centro de su jardín; allí se arrodillo lentamente y con un dedo apartó un poco del polvo de la tierra del jardín celestial; y allí se irguió una pequeña plantita; apenas que si el esbozo de lo que seria algún día un rosal. Aunque el jardinero no había plantado allí ningún alma.
Cuando el rosal se desarrolló, llego el momento de la primera floración, y se insinuaron dos capullos en la misma rama; dos capullos entrelazados como una sola flor.
Y se completó el milagro; cuando los capullos se abrieron, todas las plantas del jardín se inclinaron a mirar lo sucedido. (Una rosa roja y una rosa blanca de entrelazaban hasta tocarse suavemente, como en un beso.
El jardinero, lejos de sorprenderse, sonrió complaciente. El sabia perfectamente lo que había ocurrido.
Los rosales habían muerto porque habían consumido todas sus fuerzas en extender sus raíces a lo largo del terreno, hasta que con sus ultimas fuerzas se habían encontrado en el centro del jardín, entrelazándose y propiciando el nacimiento de un nuevo rosal, que producía rosas de dos en dos; una blanca y una roja; rosas que se besaban tiernamente para disfrutar eternamente de un amor que cualquiera hubiese pensado se les había negado en vida.
Las almas partidas siempre se encuentran; aunque tenga que ser en un jardín de algún lugar de la eternidad.
Mael Dhuin.

Sen amor (gallego)

Sen amor todo e cinza,
cinza que leva o vento,
vento levandoa cara o mar,
mar de onde non ha voltar,
voltar a xundirnolos dous,
os dous, ti e mais eu;
eu que non te quero perder,
perder e pra sempre ficar so,
so e sen amor.
Sen amor todo e cinza
cinza que leva o vento,
vento levandoa cara o mar...

Los Cuatro Vientos

Zacarias 6:1-5
1De nuevo alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro carros que salían de entre dos montes; y aquellos montes eran de bronce. 2En el primer carro había caballos alazanes, en el segundo carro caballos negros, 3en el tercer carro caballos blancos, y en el cuarto carro caballos overos rucios rodados. 4Respondí entonces y dije al ángel que hablaba conmigo: Señor mío, ¿qué es esto? 5Y el ángel me respondió y me dijo: Estos son los cuatro vientos de los cielos, que salen después de presentarse delante del Señor de toda la tierra.

El sol estaba mortecino, como si después de iluminar el cielo por mucho tiempo, hubiese terminado por convertirse en un oscuro montón de cenizas; su leve resplandor apenas si era mayor que el de una brasa que agoniza apagándose lentamente.
Y esto no sucedía porque realmente se estuviese apagando; simplemente lo parecía porque estaba ante del Señor De Toda La Tierra.

Las estrellas se mostraban tímidas, como si no estuviesen seguras de su belleza; como si temiesen no ser mas que un resplandor que pasa y que enseguida se olvida.
Y no es que de verdad hubiesen perdido su misteriosa belleza en medio de la oscuridad del universo; simplemente lo parecía porque estaban ante El Señor De Toda La Tierra.

La luna, sin embargo, mas que luna, parecía un inmenso sol, despidiendo mil y un reflejos de diferentes colores e intensidades; como si cansada de ser siempre la invitada pobre del firmamento, de pronto hubiese decidido comenzar a brillas con intensidad propia.
Y no se trataba de que hubiese robada el color y el calor del sol; si no que acostumbrada a reflejar siempre una luz que no le es propia, ahora había descubierto la mas perfecta de las luces a reflejar, pues estaba ante El Señor De Toda La Tierra.

Los ángeles tantas veces imaginados como seres de luz, de ropas brillantes y rostros de estrellas; se veían ahora grises y opacos, como tristes y ordinarios trabajadores, apretujados, de vuelta a casa después de un día de duro trabajo; agotados y sucios.
Y no es que hubiesen olvidado o perdido su belleza, simplemente estaban ante El Señor De Toda La Tierra.
Por que tal era la gloria y hermosura de El Señor De Toda La Tierra, tal el brillo de su rostro, tan preciosa la presencia de la Gloria de Dios sentado en su trono, que lo mas brillante del universo se apagaba y marchitaba comparado con EL.
Dios estaba sentado en su trono de majestad y gloria. Este trono era semejante a dos inmensas montañas de bronce que hubiesen doblado sus rodillas para que El Señor De Toda La Tierra se sentase sobre ellos. Quizás el único problema es que, en todo el mundo, en el universo, en la creación, no existen dos montañas lo suficiente grandes para servirle de trono a Dios; ni se ha encontrado jamás un material lo suficiente noble, bello o perfecto como para ser digno de adornar aquel trono.

Dios parecía estar triste; si no se tratase de Dios, me atrevería a decir que estaba preocupado.
Entre tanto, delante de su trono se reunían ángeles, soles, estrellas y lunas, galaxias y toda la belleza de la creación; sin embargo Dios no dejaba de vigilar un pequeño planeta, perdido en una esquina de una inmensa nube de estrellas y soles. Dios tenia su vista, su corazón, firmemente clavados en aquella piedra que flotaba a con aire aburrido en medio de su gran creación.
Miraba a la tierra de la que El era Señor.

Su voz sonó como un trueno; no uno de esos truenos que nos hacen temblar y correr a escondernos debajo de una montaña de mantas; era más bien un sonido dulce; fuerte y atronador, pero dulce al fin, lleno de cariño y preocupación. Si no sonase fuerte como un trueno, posiblemente lo compararíamos mas con el sonido de un viento suave corriendo sobre la superficie de un mar en calma.

“Que vengan los cuatro vientos”

Al momento se oyó un silbo profundo e intenso; mas tarde el sonido del galopar de muchos cascos, entremezclado con el ruido de ruedas girando y saltando por un camino empedrado de oro que terminaba en el trono de El Señor De Toda La Tierra.

Los caballos alazanes bufaban y gemían tirando del carro de bronce que montaba el viento de Este. Era un viento largo y viajero, acostumbrado a recorrer las grandes extensiones de la tierra. Conocía todos lo altos montes y los valles profundos. Es un viento ágil que pasa casi sin notarse, y antes de que te des cuenta de que ha llegado, ya se ha ido. Los caballos alazanes fueron creados por Dios para cabalgar sin descanso por mucho tiempo, y sus venas laten con una sangre mas caliente que la lava que late en las entrañas de la tierra.
Tras los caballos alazanes llegaban los caballos negros; los caballos del viento del Norte. Este es un viento acostumbrado a viajar constantemente por las llanuras de hielo de la tierra; por eso está acostumbrado a la soledad, a soplar solo para los pocos seres vivos que recorren, como él, los lugares mas abandonados de la tierra, donde muy pocos hombres osan poner los pies. Los caballos negros están acostumbrados al frío, y no gustan de la compañía de los hombres, prefiriendo cabalgar allí donde ningún hombre ensucie la tierra con su presencia.
En tercer lugar entraron los caballos blancos, precediendo al carro del viento del Sur; entraron casi al trote, como sin prisa; al paso al que acostumbran a cruzar los grandes desiertos de la tierra, golpeados siempre por el sol. Al viento del sur le gusta jugar con la arena de las grandes dunas, formando tempestades capaces de cubrir toda la tierra; y que normalmente este viento acaba por arrojar al mar, como en un intento de secarlo. Los caballos blancos son hermosos y altos caballos árabes; orgullosos y altivos, le gusta tener el control de las situaciones; por eso su diversión principal es la de modelar el desierto, llevando la arena de un lugar para otro; jugando con sus cascos a crear un mar de dunas, sin peces, sin agua, sin mar.
El último viento en llegar, fue el viento del Oeste, llevado en su carro por un grupo de caballos pardos. Entró sin prisa, pero evitando también la sensación de demora; sabiendo que todo tiene su tiempo, y Dios tiene tiempo para todo. Este viento acostumbra a recorrer los grande Océanos y Mares de la tierra; está acostumbrado a la presencia de los hombres, a los que mas de una vez ha ayudado, a base de grandes soplidos, a llevar sus naves de uno a otro lugar del ancho mundo. También le gusta adentrarse en las ciudades de los hombres, sobre todo en las cercanas a la costa, y disfruta colándose en sus casas por una ventana abierta, o por debajo de las puertas. Sus caballos son pequeños y anchos, como los criados en libertad en las montañas, están acostumbrados al trabajo duro en las grandes travesías transoceánicas; y son mansos y juguetones con los niños, a los que divierten elevando con sus flancos las mas coloridas cometas.
Cuando los cuatro vientos estuvieron delante del trono del Señor de toda la tierra, los caballos: alazanes, negros, blancos y pardos, doblaron sus rodillas ante el Gran Rey; y los vientos prestaron atención a los deseos de su creador.

Dios habló.

“La tierra está sedienta, se marchita por falta de agua. Mi tierra, la obra de mis manos, que yo creé para ser la joya mas bella, en la que guardar mi mas alta creación; se muere sin agua. Los hombres que llevan en su interior el perfecto aliento divino de vida; aquellos a los que yo arranqué del polvo seco de la tierra para darles mi misma imagen y hacerles señores sobre toda la obra de mis manos en la tierra; ellos mueren de sed después de desperdiciar toda la belleza que yo les regalé. ¿Quién les llevará de mis aguas para que no perezcan?”
“Mirad aquí”.

En ese momento se abrió una fisura justo en la base de su trono; y de las profundidades de los montes sobre los que se sienta El Señor De Toda La Tierra, brotó el agua mas cristalina que se pueda imaginar. Con solo mirarla, el corazón rejuvenecía, y el alma se libraba del peso de la culpa; y todo aquel que la probaba, no volvía a tener sed jamás.

“Llevad mi agua a los hombres que se marchitan en la tierra; seréis para ellos lluvia temprana y tardía; seréis el rocío que regala la noche, y calma luego la sed del día; seréis para ellos vientos de alegría y bendición; seréis agua de vida que haga fructificar la tierra y llene los ríos hasta endulzar el propio mar.
Cabalgad ahora desde mi trono. No perdáis el tiempo, pues mi tierra muere de sed”.

Los caballos alazanes se encabritaron y saltaron como si de un solo animal se tratara; el salto fue tan brusco que el viento del Este tuvo que agarrar con fuerza las riendas para terminar derribado de su propio carro. Oyeran todo lo necesario, y la caliente sangre de los caballos hervía en fuego por cumplir la misión encomendada; el ímpetu del viento del Este hizo el resto, levando al conjunto a iniciar su misión demasiado pronto. Apenas si habían mojado en el río los cascos y un poco de las ruedas del carro cuando su desenfrenada carrera hacia la tierra comenzó.
Pronto los caballos sintieron en sus cascos las mas altas montañas de la tierra, y aprovecharon su pronunciada inclinación para lanzarse en un galope tendido sobre las llanuras y las zonas habitadas de la tierra. El viento del Este descargo con un poderoso soplido toda su fuerza.
Desgraciadamente el carro del viento del Este estaba vacío de agua del trono de Dios; en su precipitación, su deseo de ser los primeros, de ser el viento mas rápido y convertirse en el portador de la promesa de El Señor De Toda La Tierra había olvidado lo mas importante: llenarse primero de la lluvia prometida. Así el soplido del viento del Este se convirtió en un viento solano y seco; en un aire que quemaba la tierra y a los hombres; que robaba la poca humedad que aún persistía en los escasos riachuelos, o en el fondo fanganoso de algún resto de lago. Un viento que precedía al gusano y la langosta y que por donde pasaba cuarteaba la tierra y mataba todo lo vivo.
Los hombres mirando angustiados al cielo, maldijeron a Dios.

El viento del Norte resultó un poco mas juicioso, cargó su carro del agua que brotaba del trono; dejó que el pelaje de sus caballos se empapara hasta la raiz de su pelo azabache con la necesitada agua; luego con un grito seco y autoritario comenzó su viaje salvador hacia la tierra.
Pronto la vieron a lo lejos, quemada y resecada por el viento del Este, vieron a los hombres levantar su mirada esperanzada hacia el cielo, esperando un nuevo viento húmedo que pudiese salvar sus vidas y las de sus familias; que trajese la fertilidad a sus campos.
Los caballos negros se detuvieron en su avance; y el viento del Norte no hizo nada para que sus caballos continuaran el viaje. ¿No eran aquellos hombres los mismos que ensuciaban la tierra?, ¿No era su codicia la que les llevaba a cortar árboles y quemarlos hasta ensuciar los aires?; ¿No eran los que exterminaban al resto de seres vivos, muchas veces sólo para cubrir sus lampiños cuerpos?; no eran los mismos que se atrevían incluso a ensuciar al propio viento del Norte con sus apestosas ciudades y aparatos?.
¡NO!, el viento del Norte no cabalgaría entre ellos … …pero tampoco se atrevería a desobedecer a El Señor De Toda La Tierra; así que cabalgaría a alrededor de la tierra, pero a gran altura, por encima de la mas alta de las cumbres; y desde allí vertería su preciada carga, pero sin mancharse ni eél ni sus preciosos caballos.
El agua del trono, vertida desde tan lejos, se precipitó con fuerza hacia la tierra; pero allá arriba el frío era tan intenso que el agua se congeló poco a poco; una parte se convirtió en gélidos copos de nieve, que cayeron y cubrieron la tierra con una fría manta blanca; en otros lugares los pequeños copos se unieron y fundieron hasta formar pesadas piedras de hielo que se lanzaron sobre la tierra como un mortal y destructor golpe de granizo.
La tierra se congelo e invernó; o fue herida y removida hasta no sobrevivir ni una sola hoja verde. Los hombres se vieron afligidos, no solo por el hambre que laceraba sus estómagos; si no también por un frío mortal que congelaba hasta sus huesos.
De nuevo, temblando de frío, los hombres maldijeron a Dios.

Los caballos blancos estiraron sus cuellos mirando hacia abajo, hacia los hombres que sufrían en la tierra, llorando su desgracia. Luego miraron hacia el trono, donde los ángeles seguían girando alrededor del trono , cantado alabanzas a El Señor De Toda La Tierra.
Los pensamientos del viento del Sur seguían la misma dirección que los pensamientos e intenciones de sus caballos. Empujó su carro, guiado por sus caballos hasta penetrar profundamente en el río que salía del trono. Pronto las aguas salutíferas llegaron a los costados de los caballos, y penetraron en profundidad en el caro del viento del Sur; y las aguas que brotaban del trono pronto hicieron notar su poder. Eran aguas de salud y refrigerio. Tanto los caballos, como el propio viento, sintieron alivio de los agobiantes calores que por años, decenios, siglos y milenios habían golpeado una y otra vez sus cuerpos; pronto las heridas y llagas producidas por las arenas del desierto fueron limpiándose y suavizándose con el agua que brotaba del trono. Incluso el tiempo que habían llegado a disfrutar del desierto, fue desapareciendo poco a poco, convirtiéndose e un recuerdo lejano, mas parecido a un sueño que a una realidad vivida alguna vez. Y todo su pasado se convirtió en algo parecido a uno de esos sueños que intentas recordar nada mas despertar, y que se te escapa entre las briznas de realidad que invaden poco a poco tu mente después del largo sueño de la noche; hasta desaparecer sin dejar rastro alguno.
Y así, el viento del Sur, decidió, para alegría de sus corceles, que por fin había encontrado su lugar en el universo; el lugar donde quería pasar el resto de su existencia. Ya no volvería a mirar hacia la tierra jamás; sus ojos no se apartarían ya mas del maravilloso trono de El Señor De Toda La Tierra.
El viento del Sur olvidó su misión, y jamás volvió a pensar en ella.

Los caballos pardos se habían mantenido a un lado del trono, como tímidamente alejados del centro de toda la acción, como si no quisiesen molestar a sus compañeros mas bellos, mas altos, mas sabios que ellos mismos. El vito del Oeste se había mantenido también callado, como ensimismado en un pensamiento que sólo él podía alcanzar. Desde que había llegado cerca del trono, no había apartado ni un solo momento su ojos de los ojos de El Señor De Toda La Tierra; estaba mas alejado físicamente, pero se había acercado increíblemente en su espíritu. Él pudo, por un pequeño instante, ver el corazón de Dios; así pudo darse cuenta que el trono no brotaba de la base del trono de Dios; si no que estaba formado por lagrimas brotadas del corazón de El Señor De Toda La Tierra. No eran amargas lagrimas de tristeza o dolor; si no dulces lágrimas de compasión y amor; de autentico y genuino amor que deshacía el corazón del Padre en agua que pudiese aliviar el dolor de los hombres.
Y aunque no había nada que desease mas que pasar su existencia allí, a los pies de quien tenia tanto amor para derrochar, también había sentido el latir del corazón de El Señor De Toda La Tierra; y de escuchar es el latir, poco a poco su propio corazón se había acompasado a aquel ritmo. Lo mismo estaba sucediendo con el latir de los caballos Pardos que tiraban del carro de bronce del viento del Oeste.
Así, viento del Oeste, caballos Pardos y a poco todo el universo sintió lo que el Padre sentía por los hombres que le habían maldecido.
Lentamente, caballos, carro y viento se introdujeron en el rio, primero apenas si los casos, luego hasta las rodillas, hasta los flancos y por encima de las ruedas; y finalmente hasta las crines y quedar cubiertos por completo del agua brotada del corazón del Padre.
Volaron hacia las tierra, y estando aún bastante lejos, pudieron escuchar claramente el clamor y lamento que subía desde los corazones de los hombres sobre la destruida tierra; lagrimas y gritos pidiendo consuelo para un dolor que parecía no acabar jamás. Y caballos y viento temieron lo que podrían encontrar sobre la superficie de la tierra: dolor, tristeza, rabia, miedo y muerte; y desearon soltar ya su carga para no tener que compartir el dolor que la tierra sufría.
Pero aún se mantenía en sus pechos el latir del corazón de El Señor De Toda La Tierra; así que forzaron su voluntad y sus deseos para baja mas y mas acercándose tanto a la tierra que los hombres podían casi agarrar los cascos de los caballos, o las ruedas del carro del viento del Oeste. Tan cerca que los hombres podían sentir el soplo del viento del Oeste como una suave brisa venida de lo ancho del océano.
Caballos, viento y agua del trono se convirtieron en una suave llovizna que cayó sobre la tierra, acariciándola suavemente, y mojándola delicadamente, como temiendo provocar algún daño. Así los beneficios del agua salida del trono de El Señor De Toda La Tierra alcanzó a los hombres; y sus heridas; su dolo; su esterilidad; su tristeza y su desgracia; para convertirlo en alegría, alivio, fertilidad gracia de Dios y vida sobre toda la tierra.

Y los hombres, postrados sobre sus rodillas, alabaron por fin a El Señor De Toda La Tierra.

Ahora, cuando el viento del Oeste sopla sobre la tierra, los hombres sienten sus rodillas temblar, deseando tirarse sobre sus rodillas ante El Señor De Toda La Tierra para bendecir su nombre por toda la eternidad.
Por eso el viento del Oeste trae siempre lluvias que son promesa de fertilidad sobre la tierra.
Y por eso los hombres prefieren morir cuando sopla el viento del Oeste, porque reconocen que su soplido es promesa de una vida mejor; de una vida eterna ante El Señor De Toda La Tierra.

Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio. Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite. Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros.
Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado.
Joel 2:23-26

la Mejor Iglesia del Mundo Mundial

Aquel era uno de los países mas pobres del Mundo, y CIUDAD SOMBRA era una de las ciudades mas necesitadas de todo el país; las chabolas y los suburbios se extendían mas allá de donde la vista alcanzaba y los niños corrían semi desnudos y descalzos sorteando charcos y bolsas de basura.

El “Negociado de Las Iglesias Unidas Para la Evangelización del Mundo-Mundial” cuyo lema era “hasta el infinito y mas allá”... ...la había escogido para su próxima “Campaña Por El Cumplimiento de La Gran Comisión”; habían desplazado hasta allí a los mejores grupos de construcción de iglesias, evangelismo, trabajo con marginados, médicos cristianos, y predicadores a los que habían transmitido su plan: en el mismo centro de la gran ciudad habían comprado un gran terreno; en el construirían una gran catedral de diese honor al Dios verdadero. La catedral tendría un gran santuario con capacidad para 50.000 personas sentadas, grandes vidrieras con historias de la Biblia en bellos colores; tendría su propio hospital, aulas y talleres ocupacionales para toxicómanos.

La noche en que comenzaban las obras, 500 creyentes venidos de todo el mundo se comprometieron a terminar la magna obra en el menor tiempo posible; no dejarían que nada les distrajera en su obra por salvar aquella ciudad.

Los problemas empezaron el mismo día en que comenzaron las obras, los chiquillos del barrio entretenían a los obreros con continuas preguntas sobre lo que iba a pasar en aquel solar. Tuvieron que aumentar el presupuesto en tropecientos mil deurales mas para contratar seguridad privada.

Un año después, el día en que se rellenaba la cimentación de la salvación de aquella ciudad, un gran grupo de ancianos llamaron a las puertas del solar; buscaban ayuda, al parecer la seguridad social del país había quebrado y estaban buscando algún lugar para cobijarse, pues los habían echado del asilo. Tomaron riguroso nombre de todos y los tranquilizaron, ampliarían el presupuesto para aumentar a su catedral un asilo adicional.

Habían pasado cinco años desde el comienzo de la magna obra, cuando esta estuvo a punto de fracasar; una guerrilla urbana había comenzado una revolución y los disparos quebraban el buen ambiente de la obra. Afortunadamente el grupo de oración e intercesión ya había terminado su sala insonorizada y aislada; y el proceso de salvación de la ciudad pudo continuar adelante.

La cosa se mantuvo en calma otros 10 años; el trabajo por aquella ciudad no cesaba de día ni de noche tras los altos muros de la Casa de Dios. Entonces llegó el ultimo año, los retoques finales antes de la gran inauguración del Gran Templo.

Fue el tiempo mas duro, en ese año el trabajo estuvo en peligro muchas veces: tres huracanes con lluvias tormentosas azotaron la ciudad, luego fue un terremoto (terrible hecho que destrozó las vidriera instaladas obligando a aumentar una vez mas el presupuesto); luego un serie de plagas que crecieron entre desastre y desastre: tifus, cólera, malaria, gripe asiática..

Sólo dentro de los muros se mantuvo una actividad incesante, no detenida siquiera cuando disturbios en la ciudad habían obligado a reforzar las puertas con laminas de acero, para evitar que las masas asaltaran aquel lugar donde pronto, muy pronto, podrían encontrar la salvación necesaria. Durante casi un mes nadie pudo dormir por culpa de los chillidos y los aullidos del exterior, luego, Gracias a Dios, todo ceso.

Nadie lograría parar la obra de salvación en aquella ciudad; Ciudad Sombra pronto seria iluminada por la Luz de la salvación; pronto la palabra de Dios iluminaría aquel lugar. El Enemigo no vencería.

Un día glorioso, todo estuvo preparado, el Gran Santuario, los talleres, el asilo y el hospital, las escuelas y las salas de conserjería; los equipos de evangelismo, predicadores, repartidores de tratados, médicos y consejeros; todo listo para que la luz de Dios iluminara por fin aquel lugar, las campanas sonaban y las vidrieras brillaban en su esplendor cuando fueron abiertas las puertas de aquel muro que por 15 años les había protegido de cualquier distracción.

La mejor Iglesia del Mundo-Mundial estaba por fin lista para implicarse en la vida de Ciudad Sombra. Cuando abrieron las puertas solo vieron una inmensa montaña de gente ; bueno, mas que gente sus restos, los cadáveres de la gente que había muerto esperando la ansiada salvación que se ocultaba tras los altos e inexpugnables muros.

Ciudad Sombra era una ciudad muerta, pero tenia le mejor Iglesia.
La mejor Iglesia del Mundo mundial.

Ratzinger vs dictadura del relativismo

Habemus Papa... y ademas de su edad (78 castañas); su multitud de titulos (teologo, defensor de la fe, fundador de institutos de estudios teológicos, etc); la multitud de idiomas que habla (en algún lugar he oido decir ¡¡18!!) y su precaridad física (padece diabetes, como yo); apenas sabemos nada de él.
Que nadie se preocupe, en cualquier caso las cadenas de televisión, los periódicos, las revistas, y la multitud de "especialistas en el tema" que comienzan a aparecer como setas tras la lluvia; muy pronto nos informarán para que sepamos de Joseph Ratzinger mas que él mismo.
Hay una cosa, sin embargo, que me ha llamado la atención; apenas 48 horas antes de su elección como Sumo Pontifice de la Iglesia Católica, ha dicho algo que creo se debe destacar; dijo que "Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida solo el propio yo y sus ganas".
Y de pronto me descubro concordando con el pensamiento de un hombre que esta cualquier cosa menos cercano a mi; descubro que el Papa Benedicto XVI y yo, un humilde pastor evangélico perdido en una esquinita de esta gran España, estamos de acuerdo en algo realmente fundamental.
Hoy en dia, uno de los mayores peligros que acechan a la humanidad es una "plaga infecciosa" y altamente contagiosa de relativismo. Nada es absoluto. Hemos pasado de unos años en los que los absolutos amenazaban con asfixiar lentamente a la libertad; a una época en que esta está enferma y al borde del obito por una brutal infección de relativismo.
Como decia el nuevo Papa antes de ser elevada a su recien extrenada dignida; la única medida de las cosas son el propio yo y sus deseos. Parece que es imposible encontrara un referente firme y absoluto en una sociedad que cada vez mas mide las cosas unicamente a traves de su propio deseo y su propia conveniencia. Una sociedad donde es imposible un acuerdo básico, porque no existe una base lo suficiente firme para recurrir a ella como minimo común; si no que la discordia se nutre de un egoismo creciente, de un desinterés casi general en el otro; de unos deseos propios que son la unica medida de todo.
Con el paso del tiempo, nuestra sociedad ha rechazado poco a poco casi todos los absolutos; y aún hoy se pelea para derribar las ultimas referencias de bien o mal general; asi algunos deseaban del nuevo pontifice que "sepa sacar a la Iglesia Católica de un inmovilismo doctrinal, y la sepa llevar al camino de la modernidad".
Quizás lo próximo que se pida de la Iglesia Católica, despues de algunos modernos consigan (Dios no lo quiera) convencerla de que: la homosexualidad es una opción valida para el Dios de Amor cristiano; el aborto un mal necesario en muchas ocasiones, el investigar con embriones congelados mucho mas que jugar con futuros seres humanos tan dignos como el que mas; quizás al final hasta convezcan, decia, a la iglesia católica de que cualquier camino vale para acceder a Dios; y el cristianismo es sólo una mas de ellos.
Oraré por que este hombre que va a regir y dirigir a unos 1000 millones de creyentes sepa evitar este relativismo que no es sino un cancer en el organo moral de la humanidad. un cancer mortal, y me temo que irreversible, si no se toma el antidoto correcto: "solo fe, solo gracia, solo escritura".
Ojalá el partisano ratzinger pueda colaborar a derrotar a ese dictador inmisericorde del relativismo.
Aún quedan absolutos, y Jesús es la medida de todos.

Ratzinger vs dictadura del relativismo

Habemus Papa... y ademas de su edad (78 castañas); su multitud de titulos (teologo, defensor de la fe, fundador de institutos de estudios teológicos, etc); la multitud de idiomas que habla (en algún lugar he oido decir ¡¡18!!) y su precaridad física (padece diabetes, como yo); apenas sabemos nada de él.
Que nadie se preocupe, en cualquier caso las cadenas de televisión, los periódicos, las revistas, y la multitud de "especialistas en el tema" que comienzan a aparecer como setas tras la lluvia; muy pronto nos informarán para que sepamos de Joseph Ratzinger mas que él mismo.
Hay una cosa, sin embargo, que me ha llamado la atención; apenas 48 horas antes de su elección como Sumo Pontifice de la Iglesia Católica, ha dicho algo que creo se debe destacar; dijo que "Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida solo el propio yo y sus ganas".
Y de pronto me descubro concordando con el pensamiento de un hombre que esta cualquier cosa menos cercano a mi; descubro que el Papa Benedicto XVI y yo, un humilde pastor evangélico perdido en una esquinita de esta gran España, estamos de acuerdo en algo realmente fundamental.
Hoy en dia, uno de los mayores peligros que acechan a la humanidad es una "plaga infecciosa" y altamente contagiosa de relativismo. Nada es absoluto. Hemos pasado de unos años en los que los absolutos amenazaban con asfixiar lentamente a la libertad; a una época en que esta está enferma y al borde del obito por una brutal infección de relativismo.
Como decia el nuevo Papa antes de ser elevada a su recien extrenada dignida; la única medida de las cosas son el propio yo y sus deseos. Parece que es imposible encontrara un referente firme y absoluto en una sociedad que cada vez mas mide las cosas unicamente a traves de su propio deseo y su propia conveniencia. Una sociedad donde es imposible un acuerdo básico, porque no existe una base lo suficiente firme para recurrir a ella como minimo común; si no que la discordia se nutre de un egoismo creciente, de un desinterés casi general en el otro; de unos deseos propios que son la unica medida de todo.
Con el paso del tiempo, nuestra sociedad ha rechazado poco a poco casi todos los absolutos; y aún hoy se pelea para derribar las ultimas referencias de bien o mal general; asi algunos deseaban del nuevo pontifice que "sepa sacar a la Iglesia Católica de un inmovilismo doctrinal, y la sepa llevar al camino de la modernidad".
Quizás lo próximo que se pida de la Iglesia Católica, despues de algunos modernos consigan (Dios no lo quiera) convencerla de que: la homosexualidad es una opción valida para el Dios de Amor cristiano; el aborto un mal necesario en muchas ocasiones, el investigar con embriones congelados mucho mas que jugar con futuros seres humanos tan dignos como el que mas; quizás al final hasta convezcan, decia, a la iglesia católica de que cualquier camino vale para acceder a Dios; y el cristianismo es sólo una mas de ellos.
Oraré por que este hombre que va a regir y dirigir a unos 1000 millones de creyentes sepa evitar este relativismo que no es sino un cancer en el organo moral de la humanidad. un cancer mortal, y me temo que irreversible, si no se toma el antidoto correcto: "solo fe, solo gracia, solo escritura".
Ojalá el partisano ratzinger pueda colaborar a derrotar a ese dictador inmisericorde del relativismo.
Aún quedan absolutos, y Jesús es la medida de todos.

Todos fuimos embriones

Me llamaron la atención las palabras de un obispo hace pocos dias; citaba una campaña de la Iglesia católica acerca de la investigación con células madre.
Hace dos meses ha nacido mi hija. se llama Natane, y despues de su madre es la mujer mas bella sobre la faz de la tierra. Hace sólo onece meses, apenas era un ovulo fecundado y en pleno crecimiento; sim embago su información genética era exactamente la misma que ahora, ya era tan diferente de mi, y de su madre, como lo es ahora. Aún dependiente en todo, ya era diferente y única. Mientras escribo esto, en el salón de mi casa, me mira con sus ojillos y bosteza.
No puedo imaginarme cuantos niños y niñas, en potencia tan bellos, tan frágiles, tan únicos como mi hija, yacen en un letargo largo y frio, en el fondo de una bombona de acero rellena de Hidrogeno liquido, a muchos grados por debajo de cero.
Me extremece pensar cuantos musicos, pintores, médicos, albañiles, fontaneros, abogados, durermen el sueño de los justos, con el único horizonte de futuro de ser descogelados para experimentar con sus potencialidades, sus debilidades, sus sueños, sus futuros.
Todos fuimos embriones, y la Biblia dice que dios nos conoce aún en el vientre de nuestra madre, antes de nuestro nacimiento... todos fuimos conocidos por Dios... y todos tenemos la oportunidad de conocer a Dios, de relacionarnos con El, de aceptarlo o negarlo. Todos tenemos la oportunidad de desarrollar nuestros potenciales, de sufrir nuestras debilidades, de acertar y tener exito, de equivocarnos y sufrir las margas derrotas.
Ellos no.
Ellos no tendrán jamás esa oportunidad; nunca pasarán de ser sueños, proyectos, posibilidades, esperanzas, embriones.
Ellos no tienen ya quien los defienda, quien crea en ellos, quien levante su voz diciendo: "tenemos mucho que ofrecer, salvanos de esta muerte suspendida, de este terrible final".
Todos fuimos embriones, pero algunos parecen haberlo olvidado, parecen no recordar que un dia tambien fueron tan debiles, tan fragiles y tan sólo potenciales, como lo son los que ahora esperan en el frio de la desesperanza su aniquilación en una mesa de laboratorio.
Miro a mi hija, y pienso que lla un dia fue embrión; aólo puedo darle gracias a Dios porque ha llegado a ser algo mas que un sueño; ahora es una realidad.

Ernesto de Hannover y la maldición de los Grimaldi

9 de Abril del Año del Señor de 2005.
Alguien dijo alguna vez que “las desgracias nunca vienen solas”; no puedo dejar de pensar que de una u otra manera, estas palabras estarán muy presentes en las mentes de los Grimaldi, los soberanos de Mónaco.
En un breve espacio de tiempo, la familia Grimaldi ha perdido al patriarca, el Rey Rainiero; y en poco tiempo Ernesto de Hannover, el esposo de la hija mayor de Rainiero, es ingresado de urgencia con una grave dolencia: pancreatitis; que podría costarle la vida.
Tanto en televisión como en los medios escritos se ha hecho rápidamente referencia a una supuesta maldición que afecta a la familia; según esta historia, el abuelo de Rainiero, también llamado Rainiero, dejó tirada a una mujer de etnia gitana, que despechada lo maldijo diciéndole que nunca jamás nadie de su familia seria feliz en sus matrimonios.
La lectura “lógica” es que la maldición es efectiva sobre esta familia: los padres del fallecido Rey se divorciaron; Rainiero perdió a su mujer Grace en un accidente; su primogénito tiene 46 años y no ha encontrado pareja; su hija Estefanía atesora una larga lista de fracasos sentimentales; y su otra hija, Carolina espera el desenlace de la enfermedad de Ernesto de Hannover, después de haberse divorciado una vez, y haber enviudado otra.
Una terrible maldición, extremadamente efectiva.
¿Porqué será que los hombres estamos dispuestos a aceptar cualquier cosa, sean maldiciones o confabulaciones judeo-masonicas, para excusar las malas elecciones realizadas? En el caso del de Hannover, la Pancreatitis Aguda es una enfermedad que tiene sus orígenes en el exceso de consumo de bebidas alcohólicas; vamos, en haber agarrado unas “curdas” de impresión; y todos recordamos imágenes de este buen hombre después de haberse excedido con los espirituosos. ¿Maldición?. No lo creo.
Lo mismo podría decirse de prácticamente todos los hechos producto de esta maldición: el anterior marido de Carolina murió en un accidente practicando un deporte considerado de alto riesgo; todos los maridos de Estefanía son vividores en mayor o menor medida; Grace murió en un accidente en el que se dice que conducía su hija bajo los efectos del alcohol.
“Todo lo que el hombre siembra, es lo que recoge”
La Biblia nos dice que somos responsables de las decisiones que tomamos; a los hombres esto no les gusta, prefieren atribuir sus desgracias a la mala suerte, a maldiciones, a la envidia, a… a cualquier cosa, menos a sus propias decisiones.
La realidad es en esto tozuda, y termina por darle la razón a la palabra de Dios, recogemos las consecuencias de aquellas decisiones que tomamos en nuestro vida cada día.
¿Quieres que la vida te vaya bien? Toma decisiones que sean buenas, que agraden a Dios, que sean correctas de acuerdo con lo que el nos dice en la Palabra de Dios; entonces se hará realidad eso de “todo ayuda a bien”.
Vamos, que no me creo ni una palabra de maldiciones o mala suerte; la verdad es que tenemos que hacer frente a una verdad eterna e inmutable: somos responsables de las decisiones que tomamos libremente, y debemos asumir con la misma libertad y entereza las consecuencias de esas decisiones.
Lo siento mucho por Ernesto de Hannover, y por su familia, que seguramente está sufriendo; y deseo sinceramente que supere este trance, pero dejémonos de maldiciones y monsergas.
“Todo lo que el hombre siembra, es lo que recoge”

De Papas y Colas

7 de Abril del Año del Señor de 2005.
Hoy el Vaticano se ha visto obligado a solicitar del Gobierno Italiano que reabra las colas para posibilitar la visita de los fieles católicos al cadáver del Papa.
Cientos de miles, millones de fieles católicos, han esperado durante horas de pie, bajo el calor del sol, o bajo el intenso frío de la noche. Todo para ver los restos mortales de un hombre; un hombre importante para los cánones humanos; pero un hombre al fin y al cabo.
No cabe duda que Karol Wojtyla ha resultado ser uno de los personajes mas influyentes de el final del Siglo XX y este principio del Siglo XXI; nadie discute su influencia en la vida de millones de fieles católicos; casi tanto como su participación en todos los grandes eventos de estos años, o su clara dirección en la vida moral de muchas personas.
Ninguna de estas cosas arranca a Juan Pablo II, Karol Wojtyla, de su condición de mero hombre.
Como hombre, también Juan Pablo II “il magno” tendrá que hacer cola. Será en la fila mas importante de la historia de la humanidad, presentándose ante el tribunal final. “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras” así nos relata Juan en si Libro de Apocalipsis, en el capítulo 20.
Espero que Karol se haya preparado en condiciones para ese momento.
Pero hoy no me preocupa el Papa; pienso en los millones de personas que respetuosamente han pasado ante su cuerpo muerto; tarde o temprano todos estaremos en alguna cola infinitamente mas importante que esa; en una cola que no será cerrada ni cortada hasta que todos hayan pasado ante el propio Dios; “y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”; sin duda será esa una cola vital, vital e inevitable para todos.
¿Estamos preparados para ese día?; ver el cuerpo del Papa muerto puede ser algo importante para muchos, estar listo para estar de pie ante El Juez Final es sin duda muchísimo mas importante; diría mas, es lo más importante para lo que una persona puede preparase.
Y sólo hay una manera de hacerlo: “siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”. Personalmente me gustaría haber encontrado otra manera de estar listo para esa cola, haría lo que fuese necesario, el mayor de los sacrificios; desgraciadamente ningún hombre puede hacer nada en si mismo; solo aceptar por fe lo que Jesús hizo ya; y vivir con la vista puesta en ese hecho salvador supremo, sabiendo que aún después de la muerte nuestra fe en Jesús será suficiente y nos alcanzará.
¿Estamos listos para ser puestos en la cola correcta?
Si no es así, ¿a que narices esperamos?.

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Esta es mi Blog
Pretende ser otra forma de ver la vida.
En una sociedad donde parecen haber desaparecidos los absolutos, donde todo es relativo y depende del color y del interés de aquel que mira; hace falta una nueva forma de mirar las cosas.
Esta es mi MiradAlterada: alterada por unas creencias firmes y absolutas; alterada por la seguridad de que Dios aún tiene la última palabra; alterada por la convicción de que existen absolutos, y que la Biblia es el mejor lugar para encontrarlos.
Esta es mi MiradAlterada.
Esto es lo que hay.