Ernesto de Hannover y la maldición de los Grimaldi
9 de Abril del Año del Señor de 2005.
Alguien dijo alguna vez que las desgracias nunca vienen solas; no puedo dejar de pensar que de una u otra manera, estas palabras estarán muy presentes en las mentes de los Grimaldi, los soberanos de Mónaco.
En un breve espacio de tiempo, la familia Grimaldi ha perdido al patriarca, el Rey Rainiero; y en poco tiempo Ernesto de Hannover, el esposo de la hija mayor de Rainiero, es ingresado de urgencia con una grave dolencia: pancreatitis; que podría costarle la vida.
Tanto en televisión como en los medios escritos se ha hecho rápidamente referencia a una supuesta maldición que afecta a la familia; según esta historia, el abuelo de Rainiero, también llamado Rainiero, dejó tirada a una mujer de etnia gitana, que despechada lo maldijo diciéndole que nunca jamás nadie de su familia seria feliz en sus matrimonios.
La lectura lógica es que la maldición es efectiva sobre esta familia: los padres del fallecido Rey se divorciaron; Rainiero perdió a su mujer Grace en un accidente; su primogénito tiene 46 años y no ha encontrado pareja; su hija Estefanía atesora una larga lista de fracasos sentimentales; y su otra hija, Carolina espera el desenlace de la enfermedad de Ernesto de Hannover, después de haberse divorciado una vez, y haber enviudado otra.
Una terrible maldición, extremadamente efectiva.
¿Porqué será que los hombres estamos dispuestos a aceptar cualquier cosa, sean maldiciones o confabulaciones judeo-masonicas, para excusar las malas elecciones realizadas? En el caso del de Hannover, la Pancreatitis Aguda es una enfermedad que tiene sus orígenes en el exceso de consumo de bebidas alcohólicas; vamos, en haber agarrado unas curdas de impresión; y todos recordamos imágenes de este buen hombre después de haberse excedido con los espirituosos. ¿Maldición?. No lo creo.
Lo mismo podría decirse de prácticamente todos los hechos producto de esta maldición: el anterior marido de Carolina murió en un accidente practicando un deporte considerado de alto riesgo; todos los maridos de Estefanía son vividores en mayor o menor medida; Grace murió en un accidente en el que se dice que conducía su hija bajo los efectos del alcohol.
Todo lo que el hombre siembra, es lo que recoge
La Biblia nos dice que somos responsables de las decisiones que tomamos; a los hombres esto no les gusta, prefieren atribuir sus desgracias a la mala suerte, a maldiciones, a la envidia, a a cualquier cosa, menos a sus propias decisiones.
La realidad es en esto tozuda, y termina por darle la razón a la palabra de Dios, recogemos las consecuencias de aquellas decisiones que tomamos en nuestro vida cada día.
¿Quieres que la vida te vaya bien? Toma decisiones que sean buenas, que agraden a Dios, que sean correctas de acuerdo con lo que el nos dice en la Palabra de Dios; entonces se hará realidad eso de todo ayuda a bien.
Vamos, que no me creo ni una palabra de maldiciones o mala suerte; la verdad es que tenemos que hacer frente a una verdad eterna e inmutable: somos responsables de las decisiones que tomamos libremente, y debemos asumir con la misma libertad y entereza las consecuencias de esas decisiones.
Lo siento mucho por Ernesto de Hannover, y por su familia, que seguramente está sufriendo; y deseo sinceramente que supere este trance, pero dejémonos de maldiciones y monsergas.
Todo lo que el hombre siembra, es lo que recoge
Alguien dijo alguna vez que las desgracias nunca vienen solas; no puedo dejar de pensar que de una u otra manera, estas palabras estarán muy presentes en las mentes de los Grimaldi, los soberanos de Mónaco.
En un breve espacio de tiempo, la familia Grimaldi ha perdido al patriarca, el Rey Rainiero; y en poco tiempo Ernesto de Hannover, el esposo de la hija mayor de Rainiero, es ingresado de urgencia con una grave dolencia: pancreatitis; que podría costarle la vida.
Tanto en televisión como en los medios escritos se ha hecho rápidamente referencia a una supuesta maldición que afecta a la familia; según esta historia, el abuelo de Rainiero, también llamado Rainiero, dejó tirada a una mujer de etnia gitana, que despechada lo maldijo diciéndole que nunca jamás nadie de su familia seria feliz en sus matrimonios.
La lectura lógica es que la maldición es efectiva sobre esta familia: los padres del fallecido Rey se divorciaron; Rainiero perdió a su mujer Grace en un accidente; su primogénito tiene 46 años y no ha encontrado pareja; su hija Estefanía atesora una larga lista de fracasos sentimentales; y su otra hija, Carolina espera el desenlace de la enfermedad de Ernesto de Hannover, después de haberse divorciado una vez, y haber enviudado otra.
Una terrible maldición, extremadamente efectiva.
¿Porqué será que los hombres estamos dispuestos a aceptar cualquier cosa, sean maldiciones o confabulaciones judeo-masonicas, para excusar las malas elecciones realizadas? En el caso del de Hannover, la Pancreatitis Aguda es una enfermedad que tiene sus orígenes en el exceso de consumo de bebidas alcohólicas; vamos, en haber agarrado unas curdas de impresión; y todos recordamos imágenes de este buen hombre después de haberse excedido con los espirituosos. ¿Maldición?. No lo creo.
Lo mismo podría decirse de prácticamente todos los hechos producto de esta maldición: el anterior marido de Carolina murió en un accidente practicando un deporte considerado de alto riesgo; todos los maridos de Estefanía son vividores en mayor o menor medida; Grace murió en un accidente en el que se dice que conducía su hija bajo los efectos del alcohol.
Todo lo que el hombre siembra, es lo que recoge
La Biblia nos dice que somos responsables de las decisiones que tomamos; a los hombres esto no les gusta, prefieren atribuir sus desgracias a la mala suerte, a maldiciones, a la envidia, a a cualquier cosa, menos a sus propias decisiones.
La realidad es en esto tozuda, y termina por darle la razón a la palabra de Dios, recogemos las consecuencias de aquellas decisiones que tomamos en nuestro vida cada día.
¿Quieres que la vida te vaya bien? Toma decisiones que sean buenas, que agraden a Dios, que sean correctas de acuerdo con lo que el nos dice en la Palabra de Dios; entonces se hará realidad eso de todo ayuda a bien.
Vamos, que no me creo ni una palabra de maldiciones o mala suerte; la verdad es que tenemos que hacer frente a una verdad eterna e inmutable: somos responsables de las decisiones que tomamos libremente, y debemos asumir con la misma libertad y entereza las consecuencias de esas decisiones.
Lo siento mucho por Ernesto de Hannover, y por su familia, que seguramente está sufriendo; y deseo sinceramente que supere este trance, pero dejémonos de maldiciones y monsergas.
Todo lo que el hombre siembra, es lo que recoge
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